La gracia se entrega de manera gratuita, la desgracia es creer que no costó nada. La gracia usa la encarnación para revelar a Dios, la desgracia piensa que la encarnación es el fin, no el medio. La gracia escandaliza a los religiosos, la desgracia es la excusa de los libertinos. La gracia abraza para transformar, la desgracia consiente para no incomodar. La gracia quita todo mérito, la desgracia lleva al cinismo. La gracia proclama salvación, la desgracia desconoce la condenación.
La gracia es soberana, la desgracia es anárquica. La gracia libera, la desgracia no permite que se vean las cadenas. La gracia exalta la justicia de Dios, la desgracia relativiza el juicio de Dios. La gracia es reveladora, la desgracia desfigura la verdad. La gracia es eterna, la desgracia es fragmentaria. La gracia reforma, la desgracia deforma. La gracia anuncia el Evangelio, la desgracia lo opaca. La gracia es altamente valiosa, la desgracia es descaradamente barata.
La gracia sobreabunda en medio del pecado, la desgracia cree que hay que callar frente al pecado. La gracia centraliza la fe, la desgracia la hace ecuménica. La gracia honra la obra del Espíritu, la desgracia evita hablar de transformación. La gracia va de la mano del amor, la desgracia lo distorsiona. La gracia acompaña a la restauración, la desgracia manipula para no vivir la confrontación. La gracia libera para llevarnos a ser esclavos de Cristo, la desgracia libera de toda responsabilidad.
La gracia da total seguridad, la desgracia crea falsas esperanzas. La gracia construye vidas dependientes de la voluntad de Dios, la desgracia crea vidas independientes de su voluntad. La gracia conduce al Pacto, la desgracia desconoce los fundamentos de la fe. La gracia enseña, la desgracia no cree en la doctrina. La gracia es completamente genuina, la desgracia es ilegítima. La gracia proviene del corazón de Dios, la desgracia proviene de los anhelos humanos por anular cualquier responsabilidad frente a él.
Andrés Giraldo